miércoles, 1 de octubre de 2014

EL CAMINO DE CHAQUIRCUÑA.




Rómulo Salazar Ochoa.

Otra vez las comunidades de la parte alta del Río Guayabal ven amenazado su presente y futuro. Los empresarios del azúcar, el grupo más poderoso de la economía de Loja, MALCA y FLORCAÑA, intentan cerrar el camino que une esas colectividades campesinas con la ciudad de Catamayo. Esa es la consecuencia inmediata del tipo de jueces que tenemos, salvo excepciones, en Loja y en la Corte Nacional de Justicia, quienes, con sus decisiones inconstitucionales, a pesar de la reestructuración de la Función Judicial, siguen inclinándose ante los privilegios, angustiando a los pueblos y obstaculizando el progreso de las colectividades.
Esas colectividades siendo parte de las parroquias El Cisne, Chuquiribamba y Gualel se comunican con sus cabeceras parroquiales recorriendo caminos de herradura durante tres y cuatro horas a mula o a pie y con sus cargas. En cambio el camino carrozable que tienen hacia el Valle de Catamayo, 10 o 12 kilómetros de recorrido, les permite llegar en automotores a esa ciudad que es su puerto natural de descara y venta de su producción en el volumen creciente que va teniendo su producción agrícola y ganadera.

Cerrar ese camino carrozable es encerrar a tales comunidades en un “gueto” como hacían los nazis en Europa con los hombres, mujeres, niños y ancianos judíos a quienes acusaban, sin fundamento alguno, de ser sus enemigos. Sin ese camino los campesinos tendrían que migrar a las ciudades abandonando sus fincas que sólo podrían vender a “precio de gallina apestada” a los mismos empresarios que estarían interesados en ampliar sus plantaciones de caña de azúcar y ganado.
No importa mucho a quien corresponde la propiedad del camino. Tampoco importa que éste hubiera correspondido alguna vez, en propiedad, a alguien.La Ley de Caminos dice en su Art. 1 que aun los caminos privados que han sido utilizados por quince años por los moradores de la misma zona son caminos públicos, por manera que no hace falta que entidad alguna le reconozca tal condición, como tampoco ha necesitado tal declaratoria el 98 por ciento de los caminos y vías de comunicación y circulación del país en su conjunto.
Ya a mediados del año 2010 tales empresarios impusieron portones de hierro para impedir el libre tránsito de los moradores de tales colectividades, como son Chaquircuña, Tesalia Bajo, y otros de la estribación de la Cordillera. Los empresarios alegan que el camino público es público en una  parte de su predio conocido como La Viña y que es privado en la otra parte. Es una afirmación muy extraña, carece de sentido lógico y de credibilidad, que carece de antecedente jurídico en todos los órdenes. Los campesinos saben que ya en 1978, cuando el IERAC intervino las haciendas Chaquircuña y Naranjillo que son contiguas, los técnicos de esa entidad se refirieron al camino de herradura existente entre Chaquircuña y el sitio Semate, en donde empalmaba con el camino carrozable que ya entonces había desde este sitio hacia Los Mangos en la carretera Panamericana, a dos kilómetros de la ciudad de Catamayo, recomendando a sus superiores la ampliación de ese camino como una garantía de desarrollo de los nuevos finqueros que surgían en esos sitios con la reforma agraria; camino que, en consecuencia, hemos de reconocer, desde entonces y aun antes de ese año era transitado por los campesinos de la zona.
La propiedad del camino es un hecho que no interesa en un conflicto como este. En nuestra Constitución ya no es la propiedad y menos aún la propiedad privada el derecho preeminente ni privilegiado. Hoy prevalecen los derechos de las personas y de las comunidades. La propiedad ya no es, como antes, un derecho fundamental. Hoy son diversos los derechos fundamentales. El derecho a la vida, el derecho a la libertad, el derecho a la seguridad de las personas y a la seguridad jurídica, el derecho al trabajo, el derecho al desarrollo de las colectividades. Estos son los derechos que, conforme a la Constitución prevalecen frente al derecho de propiedad. Así se desprende del Art. 1° de la Constitución de la República cuando dice que el Estado ecuatoriano es un Estado de derechos en donde prevalece la justicia. Lo justo es que los campesinos, los excluidos de siempre, tengan un camino para transitar consigo mismos, con sus familias, con sus niños, sus ancianos, sus mujeres embarazadas o parturientas, con sus enfermos, con su producción de la que depende su vida y la de las colectividades que les compran. Derecho a transitar con seguridad y confianza, en forma ágil, inmediata, en condiciones de autoestima, a pie, en sus acémilas, en vehículos propios o fletados.
Los campesinos no pueden ser lanzados, como pretenden los empresarios, a cruzar el Río Guayabal, en verano ni en invierno con riesgo grave para sus vidas y sus bienes; el puente que tendría que construirse sobre el río Guayabal para que transiten con seguridad los campesinos requiere de un millón de dólares que no los puede ni debe invertir el Estado ni el Consejo Provincial sólo para que los empresarios puedan cerrarlo en función de sus intereses, olvidando el uso colectivo que ha tenido y tiene el mencionado camino.
Hay que considerar, además, que el Departamento Técnico del Consejo Provincial de Loja tiene incorporado ese camino al Plan Vial Provincial, precisamente por sus virtudes de comunicación con importantes sectores de la pequeña y mediana producción protegidos hoy por la Constitución en sus Art. 281 y 282 en el Capítulo de la Seguridad Alimentaria. El mismo Prefecto Provincial de Loja se pronunció ante campesinos y empresarios, en Chaquircuña, enel sentido de que el camino corresponde a las comunidades campesinas, conforme consta de las grabaciones hechas al respecto; luego, lamentablemente, la tal autoridad se “chorreó”.
La defensa de los derechos de los pueblos se hace más dura cuando no hay autoridades ni organizaciones sociales ni políticas que los apoyen; se torna más dramática, pero no imposible; sus victorias son más grandes y trascendentes. Así ha sido el pasado, así se ha hecho la historia. El camino de los pueblos siempre ha sido duro. No tiene por qué ser diferente “el Camino de Chaquircuña”. Hoy mismo es ya un capítulo de la historia actual de Loja.

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